Sin embargo, a pesar que muchas de esas actividades son realmente una carga, otras son (o deberían serlo) situaciones placenteras a las que tampoco les dedicamos el tiempo que merecen: una charla con amigos, una cena con tu pareja, un distendido encuentro con tus padres, una plácida tarde de sol en la plaza con los chicos.
Este mundo convulsionado y veloz en el que vivimos nos lleva como la corriente de un arroyo hacia los límites de nuestra propia voluntad, al punto de no poder distinguir con claridad qué cosas hacemos por obligación y cuáles por decisión personal. ¿No lo crees?
Nosotros desde aquí no vamos a darte la solución definitiva a tu maratónica carrera cotidiana, pero te aseguro que si sigues estos consejos simples, hallarás la manera de llegar más relajada y revitalizada hacia el final del año y créeme, tu cerebro y tu belleza te lo agradecerán. Toma nota:
- Escoge un día para quedarte en casa, a solas. Puede ser el fin de semana durante algún momento, o en la semana organizando tareas para el día anterior o el siguiente y haciendo un espacio en tu agenda para tí misma. Y respeta la cita contigo como lo harías con una cita laboral. Tu marido en el trabajo, los chicos en la escuela.... toda la casa para tí sola.
- Identifica tu lugar favorito de la casa. Puede ser el balcón, donde el sol de la mañana reposa cálido, tu habitación, el sillón de la sala. Tú sabrás cuál es el lugar en el que te sientes más a gusto.
- Usa ropa fresca (en lo posible de colores claros. Ideal= blanco) y camina descalza. El contacto con el suelo nos devuelve la conciencia de nuestro propio cuerpo.
- Busca música tranquila (en las tiendas puedes encontrar música apropiada para relajación o meditación, con sonidos naturales de arroyos, aves y lluvia, son muy económicos y útiles para estas ocasiones).
- Prepara unas flores frescas en un jarrón cerca tuyo para que puedas sentir su fragancia, un tazón con agua fresca... algunas velas encendidas.
- Desconecta el teléfono, apaga el móvil y todo aquello que pueda interrumpir esta "cita" contigo.
- Siéntate cómoda, cierra los ojos y respira profundamente tres veces. No pienses en nada en particular. Simplemente deja que tus pensamientos fluyan hacia donde ellos quieran. Verás que pronto habrás olvidado el trabajo, la agenda y los compromisos y habrás comenzado a pensar en cosas más "bellas": las vacaciones, el sol, la lluvia.
- Escucharás tu respiración algo acelerada al principio, pero aspirando y exhalando profundamente lograrás reducir su frecuencia y sentirás cómo los músculos de tu cuerpo comienzan a perder tensión. Conéctate con aquellos sueños que hace tiempo has perdido de vista, agradece a la vida todo lo bello que te rodea. Con cada inspiración, inspira salud y alegría, con cada exhalación, exhala problemas y tensiones.
- Imagina una tranquila caminata por la orilla del mar, con tus pies descalzos en la arena. Imagina un agradable paseo por un bosque acogedor. Abre tus brazos en la cima de la montaña más alta...
Todos conocemos los secretos hacia la felicidad interior... ¿te animas a ponerlos en práctica?
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