Viajar a Marrakech se ha convertido en una autentica delicia. Hace años era impensable que turistas se pudieran pasear, a sus anchas, por sus laberínticas calles.
La seguridad que ofrece esta ciudad ligada a su belleza la hace única, convirtiéndose en un destino seguro para cualquier amante de la aventura. Una experiencia que se potencia si nos alojamos en un Riad, construcción típica de la zona, una de las mejores formas de conocer el autentico espíritu de Marruecos.
Nuestra apuesta fue por Riad Shambala, situado en pleno corazón de La Medina, con vistas desde su azotea a las montañas del Atlas, una auténtica maravilla.
Riad Shambala es una construcción de lujo alrededor de una piscina, decorado con mimo, gusto y esmero. Cada detalle ha sido estudiado y perfectamente ubicado respetando el arte marroquí. Todo es idílico para hacerte soñar como en un cuento de las mil y una noches durante toda tu estancia. Con un equilibrio calidad precio inigualable en toda la ciudad.
El Riad, que cuenta con cinco habitaciones, esta dirigido por Mohamed un lugareño que habla, además de otros idiomas, un perfecto castellano. El gerente de Riad Shambala es de una amabilidad y dedicación hacia sus clientes extraordinaria.
Mohamed se ocupará que te recojan y lleven al aeropuerto, reservarte un hamman tradicional y se preocupará que no regreses sin degustar las mejores recetas culinarias de la zona, en los mejores sitios de la ciudad.
No podemos finalizar este post sin mencionar la plaza, Djemma El-Fná, la gran protagonista de la ciudad. Su ambiente diurno y nocturno la hace tan diferente pero únicos.
¡Volveremos, seguro, muy pronto!
Fuente: http://estherpalma.blogspot.com/2011/12/marraquech-me-encanta-pero-alojandome.html
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